Libro: Espíritu zen, espíritu cristiano
Autor: Robert Kennedy
Editorial: Troquel
En el zen y en todas las tradiciones místicas se trata de llegar a ver a propia naturaleza, a naturaleza más profunda del ser humano y captar la unidad de toda vida.
”Somos responsables de lo que decimos y de lo que callamos”
- Phillips
Artículo:
No soslayar la responsabilidad
Las respuestas a todos los retos cotidianos son inevitables. Para W. Churchill el precio de la grandeza es la responsabilidad sobre cada uno de nuestros pensamientos. Las respuestas que damos nos pueden ir educando desde el aula de los sueños. E. Fromm en su Arte de Amar sostiene cuatro condiciones para una profunda relación humana: conocimiento, cuidado, respeto y responsabilidad. Scott Peck menciona en su Nueva Psicología del Amor el hecho de que la vida es dificultosa y requiere de una disciplina para poder resolver los problemas: postergación de la gratificación, acuerdo con la verdad, equilibrio y aceptación de la responsabilidad.
Escribe R. Sharma que todos los dones que hemos recibido y (todos nosotros los tenemos) nos han entregado por un motivo. Cada a la censura ouno de los dones recibidos lleva consigo la responsabilidad de modelarlos, desarrollarlos y aplicarlos responsabilidad, el “responder” de un hecho, puede presentar situaciones diferentes: la responsabilidad civil: la obligación de reparar el daño causado a otro. La responsabilidad penal: carácter del que puede ser justamente perseguido por un delito. La responsabilidad moral: el hombre debe saber qué actos ha elegido para dar motivos de dichos actos y exponerse o a la estima que con ellos se relacionan.
Responder de algo es ser su fiador, ser el que lo garantiza ante la justicia, pero recordando que aquello de que somos responsables puede acarrear ciertas consecuencias. A de Saint-Exúpery nos dice en el Principito: se es responsable de lo que se domestica.
La responsabilidad en su sentido psicológico y moral es la solidaridad de la persona humana con sus propios actos, condición previa de toda obligación real o jurídica. La responsabilidad es la aceptación de las consecuencias naturales de cada acto, en sí mismo y en los demás. Esta forma de responder implica una reflexión anterior sobre las repercusiones de nuestros actos. Solo es responsable el que puede prever, lo cual supone aceptar efectos indirectos o lejanos. Esto se relaciona con la convicción que tiene el hombre de ser libre. Y también la certeza de que puede conocer el secreto de la felicidad: descubrir lo que realmente le gusta hacer y concentrar toda su energía en la responsabilidad para hacerlo.
Existe un koan del maestro Zuigan que nos muestra bellamente algo del enigmático espíritu zen. En la primera lectura (nos advierte del jesuita Robert Kennedy) podemos fácilmente gozar de la dramatización personal o detenernos en la ambigüedad del diálogo. Pero la verdad d este koan solo se captará si descubrimos quién es el que pregunta y quién es el que responde: “Cada día el maestro Zuigan Shinge se llamaba a sí mismo: “¡Oh, maestro!”; y se respondía a sí mismo: “Sí”. “¿Estás despierto?”, se preguntaba; y se respondía: “Sí, lo estoy” Y se decía “Nunca, en ningún momento, te dejes engañar por otros”; y se respondía: “No. No lo haré”. Seguramente el maestro Vasconcelos estaba “despierto” cuando escribió: nuestra existencia es valiosa si le respondemos siempre a la vida con la voz más pura del espíritu.