En el municipio de Tepeaca, Puebla, existe una imagen angelical que cada año recibe la visita de miles de personas que buscan alivio para sus dolencias físicas, o consuelo para la vida. Nos referimos al Niño Doctor de Tepeaca, uno de los santos más venerados por los poblanos.
Entre los creyentes, se dice que cuando el Niño Doctor de Tepeaca decide sanar a un enfermo, su rostro se torna pálido. Cuando el convaleciente se recupera, las mejillas del santo se sonrojan como señal de que el milagro se consumó. Esta tierna leyenda es una de las razones por las cuales esta imagen recibe decenas y decenas de visitantes cada día. De hecho, cada 30 de abril hay una gran fiesta en honor al Niño Doctor.
El Niño Doctor de Tepeaca yace en una de las capillas de la Parroquia de San Francisco. Mide 12 centímetros y está hecho de yeso. Para verlo, hay que hacer fila pues son muchos los fieles que quieren estar cerca de la caja de cristal que lo preserva.
Pero esto no siempre fue así, porque la presencia de esta imagen en Tepeaca no data de hace mucho. Todo comenzó en 1942, cuando el entonces presidente municipal acondicionó el hospital Guadalupe Castillo de Bautista. Para atender dicha institución, se mandaron a llamar a cuatro monjas de la congregación de Josefina para que fungieran como enfermeras.
Entre las religiosas había una de nombre Carmen Barrios Báez. Ella fue la encargada de traer la imagen del Niño Jesús, la cual fue un obsequio de sus padres en Cuba. A esta hermana se le atribuye el comienzo de la adoración por esta imagen.
Las historias milagrosas del Niño Doctor de Tepeaca comenzaron de una manera inexplicable. La anécdota le sucedió a la misma religiosa Carmen Barrios. Se dice que en una ocasión llegó a la capilla donde se resguardaba al Niño Doctor y vio el nicho vacío.
Se dio aviso a todas las religiosas de la comunidad. Buscaron al santo por todas partes durante horas, pero no tuvieron éxito. Regresaron resignadas a la capilla y ahí, para su sorpresa, encontraron a la imagen en su vitrina con los zapatos manchados de lodo, como si se hubiera tratado de un niño cualquiera que sale a jugar al fango. Desde entonces se cuentan muchas leyendas y milagros sobre esta imagen, como sus constantes salidas del templo para ayudar a las personas en apuros.
Desde 1961, en Tepeaca tiene lugar una gran fiesta en honor al Niño Doctor. La festividad recibe a miles de personas no solo de Puebla, sino también de otras partes de México y el mundo. En esta fecha los fieles suelen dejarle al niño regalos como flores, juguetes y dulces.
Foto principal propiedad de Miguel Paleta
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