Donde culmina la Avenida Reforma e inicia la Avenida Juan de Palafox y Mendoza, se encuentra un icónico edificio poblano. Se trata de la Casa Presno, alojada en el número 208, la cual es uno de los edificios mejor conservados –tanto por dentro como por fuera– del primer cuadro de la ciudad.
La historia de la casa Presno
La Casa Presno lleva su nombre gracias a Marcelino G. Presno, Penúltimo propietario de la casa. Antes de él, la propiedad perteneció a Antonio Couttolenc, a la familia Acho y a Martín de Mafra Vargas, quien fue el dueño original del predio.
Para 1928, el Banco Nacional de México se apoderó de la casa. Ello, debido a las deudas que ostentaba la esposa de Marcelino G. Presno. Fue entonces que María Sánchez viuda de Fuente adquirió la casona, quien fue dueña hasta 1960.
La Inmobiliaria Santa María se hizo del inmueble y es cedida posteriormente a Carlos González Chavarría. Este último dueño, decide cederla a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla 23 años más tarde –en 1983– y desde entonces forma parte del patrimonio de la Máxima Casa de estudios de Puebla.
Por cierto, en la actualidad funge como parte del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” perteneciente a la BUAP.
Su peculiar arquitectura
El estilo arquitectónico que ostenta la Casa Presno es típica de la época conocida como el porfiriato. Dicho estilo se resume en una mezcla entre lo neoclásico y lo romántico, que por cierto –por aquel entonces– se importaba desde Francia.
Vitrales emplomados, magníficos trabajos de herrería, escaleras dobles y otra serie de detalles tanto en los muros como en las columnas, terminan de decorar a Casa Presno. Asimismo, se pueden encontrar pinturas vegetales, lámparas isabelinas y un trabajo en cristalería destacable.
Foto de portada: propieda de BUAP