Una de las cosas que más distingue a Puebla es su gastronomía. Para nadie es un secreto que las especialidades poblanas son garantía de sabor y cultura. De esto sobran ejemplos, desde los chiles en nogada, el mole, las cemitas y hasta las chanclas, una delicia que conquista a propios y extraños.
Las chanclas son un infaltable de la gastronomía poblana. Se trata de un híbrido entre un pambazo y una torta ahogada, que tiene identidad propia. Aunque su origen es incierto, existen restaurantes que aseguran prepararlas desde 1914. Es decir, este antojito tiene más de 100 años deleitando los paladares de los poblanos.
Este manjar comienza con un pan que se prepara con masa de harina de trigo fermentada con pulque. Su forma se asemeja a una chancla o lengüeta, de ahí su nombre. Posee una textura similar a la del pan árabe, con la diferencia de que las chanclas son infladas en el centro, lo que permite abrirlas y rellenarlas con carne u otro ingrediente. Se bañan con salsa, al igual que las tortas ahogadas tapatías.
El adobo con el que se baña a este platillo se elabora con chile guajillo y ancho, además de cebolla, jitomate y especias. Dentro de la chancla va carne molida, pollo, longaniza o chorizo. Al servir, se suele acompañar con rodajas de aguacate y cebolla. Y a comer se ha dicho.
A pesar de que es un platillo típico de Puebla, actualmente solo unas cuantas panaderías se dedican a elaborar el pan de manera tradicional. Pero eso sí, ya preparadas es posible encontrarlas tanto en puestos banqueteros, como en restaurantes de alta cocina, aunque también son preparadas en muchos hogares poblanos, donde se les imprime un delicioso sabor casero.
Foto principal propiedad de @AsgallaR
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