Puebla es reconocida por sus cientos de iglesias, edificios históricos y gastronomía, pero también por sus postres. Entre toda esta dulce variedad hay uno que destaca entre todos porque es el más vendido por los productores poblanos: las tortitas de Santa Clara.
El nombre de este delicioso antojo está estrechamente ligado con la historia de su creación. Se dice que, en el Convento de Santa Clara, una monja intentó crear un postre con una combinación al azar como casi todo lo que salió de la cocina de estos recintos religiosos en la época colonial. Así se obtuvo una galleta pequeña cubierto de dulce de pepita.
Las tortitas de Santa Clara son galletas hechas con base de harina de trigo, azúcar, yemas de huevo y semilla de calabaza en su cubierta. Su proceso de elaboración es completamente manual, tal y como lo dicta la receta tradicional que se heredó del convento de Santa Clara.
¿Cómo se preparan las tortitas de Santa Clara?
Lo primero es la galleta. Esta contiene harina, azúcar, manteca, yemas de huevo y bicarbonato. Se hace una masa con estos ingredientes y después se corta en círculos para después darles forma con un molde. También se puede dar forma a la galleta a mano, con pellizquitos en la orilla.
La deliciosa cubierta o jamoncillo se hace con pepita de calabaza, azúcar, leche, agua y ceniza cernida. Primero debe dejar la pepita remojando en agua con ceniza un día completo, para quitarle las capas que la protegen.
Después se lavan y muelen con azúcar cocida a turrón. Se deja hervir un poco esta mezcla y se retira de la lumbre. Se bate y cuando se enfría se le agrega la leche. Luego se deja enfriar y entonces se rellenan las galletas.
Típicas del estado de Puebla, las tortitas de Santa Clara llevan años deleitando a los paladades más exigentes.
Foto principal propiedad de Nuestros Dulces
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