A orillas del Parque Nacional Izta-Popo, donde el límite entre el silencio y el ruido se percibe desde el primer segundo, existe un recinto cuidado por la naturaleza donde el tiempo no tiene cabida. Es la Ermita del Silencio, un lugar donde la calma de la vida silvestre poblana te abraza sin temor alguno. El sitio donde el sonido de su entorno te llevará a un viaje único y querrás volver cuantas veces puedas.
La Ermita del Silencio es un conjunto arquitectónico de esencia incalculable, localizado en la zona conocida como Paso de Cortes. Se trata de un sitio de auto reflexión escondido más allá de bosques y montañas. Su fama perdura en la privacidad de su zona donde igual puedes relajarte como nunca o encontrarte en un lugar donde la naturaleza gobierna.
Donde todo queda atrás
Este edificio de tintes místico fue construido en el año de 1980 bajo el mandato de Fran Jeroni como un monasterio franciscano donde se pudieran realizar actividades religiosas sin interrupción alguna. Con el paso del tiempo, su función cambió hasta convertirse en un espacio de meditación, y reflexión.
La llegada a este sitio implica un esfuerzo superior al cotidiano para encontrar la paz. Se deben atravesar diversos caminos de pavimento y tierra además de sabanas de viento ligero. Antes del arribo a la Ermita del Silencio te toparás con la zona turística de Buenavista, un buen lugar para descansar pero nada comparable con el destino final. Conforme se sube la pendiente final de 40 minutos, un silencio sepulcral pero arrullador comienza a llevarte de la mano.
Un lugar para todo
Finalmente, la Ermita del Silencio estará frente a ti. Este lugar está abierto para cualquier tipo de postura religiosa y filosófica que busque un lugar de reflexión. Los viajeros pueden hospedarse en este lugar un par de días, siempre y cuando mantengan una postura de respeto y paz con todos los huéspedes.
No existe mejor guardián de tu paz que el Popocatépetl además de diversas familias de pinos, oyameles, pastizales, un riachuelo y diversas especies de aves típicas de la región. Un verdadero sitio de autoconocimiento y sed de paz.
Se puede llegar hasta este sitio desde la carretera a San Nicolás de los Ranchos y Santiago Xalitzintla y seguir hasta Paso de Cortés donde hallarás las indicaciones hasta este refugio del alma.
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Foto de portada: travelreport.mx