De cada una de estas leyendas se podría escribir una enorme novela, un poemario o una serie de coloridos cuentos. Y es que así de rico y extenso es el pasado, presente y futuro de la gastronomía de este estado que ha traspasado fronteras en todo el mundo. Probablemente hayas probado todos estos platillos pero, ¿conoces como surgieron? Conoce las leyendas de las gastronomía poblana a continuación.
Chalupas poblanas
Platillo típico y comida insignia de Puebla, las chalupas son la mejor manera de comenzar a comerse a la ciudad. Cuenta la leyenda que estas deliciosas preparaciones nacieron en el Paseo San Francisco. Severina Méndez, dueña del local La Abuelita, fue la responsable de crear este platillo gracias al conocimiento heredado de su tía y la experimentación. Se dice que cuando era niña, Severina ayudaba a su tía, quien era cocinera de un doctor el cual gustaba comer pellizcadas y sopes. En una ocasión, el médico pidió que la tortilla fuera menos gruesa y con otros ingredientes. Esto motivo a la joven cocinera a cambiar el queso por la carne de cerdo. El doctor probó el resultado y el resto es historia.
Chile en nogada
Sus colores y sabor son la representación perfecta de la gastronomía poblana y mexicana. A comparación de las chalupas, el origen del chile en nogada se remonta a una época muy importante para México: el fin de la Guerra de Independencia. Después de los tratados de Córdoba, Agustín de Iturbide desfiló por Puebla como señal de la victoria nacional junto al Ejercito Trigarante. Esto motivo a las religiosas poblanas del Convento de Santa Mónica a preparar un platillo que representara los colores del ejército. Cuando Iturbide lo probó, quedó fascinado de inmediato gracias a la variedad de ingredientes provenientes de todo el estado. Una de las leyendas de la gastronomía poblana más populares.
Camote
El postre por excelencia poblano tiene una historia entrañable y enternecedora. Angelina, una niña de 13 años, fue llevada al convento de Santa Inés para ser enclaustrada. Debido a sus grandes habilidades en la cocina, fue nombrada responsable de la misma. En una ocasión, la madre superior encargo a Angelina preparar un postre especial para el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz y Sahagún quien estaría de visita en la ciudad. La joven cocinera mezclo entonces camotes, piña y azúcar en agua hirviendo hasta formar una pasta. Posteriormente, la dejó enfriar y formo delgados rollos y los entregó al religioso. Él quedó tan satisfecho que pidió llevar algunos y mostrárselos a sus conocidos.
Mole poblano
Probablemente, el mole poblano sea el artífice más reconocido de esta cocina. Sin embargo, su historia ha cambiado con el tiempo y hasta el día de hoy, sigue siendo una de las incógnitas más grandes de Puebla. Cuenta la leyenda que fue en el Convento de Santa Rosa donde comenzó todo. Una monja llamada Sor Andrea, famosa por sus deliciosas preparaciones, tuvo la consigna de crear un platillo especial para recibir al virrey Tomás Antonio de la Serna y Aragón. La presión que tenía encima hizo que la religiosa perdiera el control durante unos segundos hasta que un mensaje divino le mostró la manera de preparar tal misión. Finalmente, cuando el virrey y sus invitados lo probaron, quedaron impresionados ante el nuevo y delicioso sabor.
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Foto de portada: peopleenespanol.com