noviembre21 , 2024
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El Poder del Perro

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Resulta imposible dejar de hablar de esta película que nos regala la multi premiada directora neozelandesa, Jane Campion, (primera mujer en ganar la Palma de Oro en Cannes por El Piano, entre muchos otros reconocimientos). Sin más, el pasado 9 de enero en la polémica ceremonia “a puerta cerrada” de los Golden Globes, fue reconocida El poder del perro como mejor película de 2021 y Campion por mejor dirección, además del premio a actor de reparto para Kodi Smit-McPhee, por esta joya que podemos disfrutar en la plataforma de Netflix. 

Foto: elmundo.es

El poder de una gran historia

De primera impresión jamás pensé que alguien tan british como Benedict Cumberbatch, pudiera encarnar a ese ranchero de Montana de principios del siglo XX, tan plagado de matices y contradicciones, pero vaya que llenó las botas. 

De un tiempo para acá estamos acostumbrados a ver películas que desmenuzan vidas y personajes femeninos, así como los retos que enfrentan por el mismo género; ejemplos hay muchos y sin ir más lejos, las películas previas de la misma Jane Campion. Por eso generó tanta expectativa que fuera justamente ella, quien después de doce años lejos del cine, optara por llevar a la pantalla una novela tan masculina como la de Thomas Savage. 

Foto: hearstapps.com

La historia va de unos hermanos, dueños de un rancho ganadero en la Montana de 1925. Phil (Cumberbatch), representa el lado rudo del manejo de todo: el lenguaje, el ganado, su familia, sus empleados y su vida, mientras George (Jesse Plemons), posee un carácter gentil, educado y prudente…es él quien decide casarse con una viuda, madre de un hijo que adoraba a su madre, cuyo primer impacto hacia nosotros como espectadores, es de fragilidad; le gusta hacer flores de papel y ayudar a su mamá en lo que se pueda. Obviamente el enfrentamiento de estos perfiles define el resto de la trama. 

En los valles del paraíso…

La fotografía es impresionante y la verdadera genialidad de la directora es utilizar los elementos cinematográficos para terminar de contar una historia de hombres, desde ese silencio que históricamente les marca una pauta de conducta hermética, respecto a ellos mismos.  

Foto: latercera.com

De una escena a otra nos golpea un personaje como Phil Burbank, con esa altivez y prepotencia de hielo, para dar paso a una exhibición total de la codependencia que tenía por su hermano, el aparentemente débil de carácter George Burbank, quien no tiene el menor reparo en darse un baño de tina, servir mesas o decir que no a la presión de beber porque es cosa de hombres…no olvidemos que hablamos de 1925. 

 Una radiografía de masculinidades nos lleva a percibir la vulnerabilidad en una fuerza y agresividad innecesaria cuyo origen es la soledad por ser distinto, así como lo mucho que lastima a otros esa herida abierta, en este caso a su cuñada Rose (Kirsten Dunst), quien se declara incompetente al acoso psicológico y malos tratos que la arrastran a dejarse llevar por el alcohol…sin caer en más spoilers solo queda hablar del giro que toma la trama, donde no hay enemigo pequeño; la estatua del Goliat se derrumba al comprender su soledad hasta que llega el momento de ajustar cuentas.  

Foto: vogue.mx

Como diría Nietzche: “Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal”. 

Foto de portada: esquire.com

Continuar leyendo: Entre The Handmaid’s Tale y El Juego del Calamar

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