En el número 304 de la calle 4 sur, en pleno corazón de Puebla, se encuentra un edificio sumamente particular. Se trata de una casona muy al estilo poblano, cuya construcción data de los inicios de la fundación de la Angelópolis: la Casa del Mendrugo.
¿Qué es el mendrugo?
De acuerdo con la Real Academia Española, el mendrugo es un pedazo de pan duro que queda desechado. Tradicionalmente, esta palabra solía utilizarse antiguamente como sinónimo de «limosna».
La razón por la que se llama Casa del Mendrugo es porque cuando los jesuitas, orden religiosa que llegó desde España, construyó este inmueble, lo hizo con las limosnas recibidas.
Los jesuitas fueron los propietarios de la Casa del Mendrugo hasta su expulsión, en 1767. Fue entonces que pasó a manos de la iglesia católica, convirtiéndose así es parte del Colegio del Estado. De esta manera, la casona estuvo abocada a las actividades culturales y educativas durante el siglo XVIII.
El deterioro
Las Leyes de Reforma hicieron que la Casa del Mendrugo dejara de ser parte de la iglesia católica. Lo que llevó a que el inmueble pasara por diferentes dueños y, por lo tanto, que su apariencia fuera cambiando al gusto de cada uno de ellos.
Finalmente, en 1914 se declara a la Casa del Mendrugo como inmueble histórico protegido, evitando que los cambios siguieran efectuándose. Sin embargo, al llegar la última década del siglo XX, quedó en situación de abandono. Esto derivó en un deterioro que la hizo inhabitable, hasta que en 2008 un nuevo propietario llevaría a cabo una restauración.
La recuperación
Tras la restauración, se fundó en 2013 lo que hoy se conoce como Museo Casa del Mendrugo. Y es que durante los trabajos de rescate del inmueble fueron halladas diferentes piezas y hallazgos arqueológicos que impulsaron esta fundación.
Actualmente, en la Casa del Mendrugo se encuentra no solo el museo, sino otros espacios. Entre ellos, un restaurante, una lonchería, una tienda y salones listos para eventos.