En el número 2315 B de la Avenida 17 Poniente, se alza un peculiar edificio. Sus altos muros contrastan con las casas que le rodean y sus paredes pintadas de blanco, con uno de los tantos logos que ha tenido Pepsi, se han convertido en un icono de la Rivera de Santiago. Es el Cine Teresa, un lugar que llama la atención especialmente de los caballeros.
No siempre fue un gusto culposo
Fue en los años ochenta cuando el Cine Teresa abrió sus puertas al público, ofreciendo funciones al público en general. Aquí se pudieron ver diversos filmes de la época, lo mismo de terror que de corte infantil.
Sin embargo, la llegada de las grandes cadenas de cines arrasó con las salas independientes, por lo que pocos, muy pocos lograron sobrevivir. De hecho, aquellos que han logrado subsistir a pesar del paso del tiempo, han tenido que cambiar drásticamente su giro. entre ellos, por supuesto, se encuentra el Cine Teresa.
Un cine para adultos
Desde que las cadenas que dominan actualmente se apoderaron de la preferencia de las familias poblanas, el Cine Teresa transformó sus proyecciones. Así, pasó de lo familiar a lo XXX, convirtiéndose en un cine exclusivo para adultos
Son pocas parejas las que suelen visitarlo. En realidad unos cuantos enamorados pueden observarse entrando al Cine Teresa. Los más asiduos son caballeros que ingresan y salen por cuenta propia, sin compañía alguna.
Rumores van y rumores vienen; lo que es un hecho, es que el Cine Teresa es muy visitado por chicos y no tan chicos de la comunidad LGBT. Y es que la oscuridad que ofrecen las instalaciones de este lugar, permiten la discreción y el anonimato que muchos desean.
A unos metros del panteón de La Piedad, el Cine Teresa es uno de los recintos para adultos que se resiste a desaparecer. Así que si un día pasas y tu espíritu aventurero y curioso se apodera de ti, lánzate a este cine y no dejes de contarnos tu experiencia.