La Catedral de Puebla es una de las más hermosas en todo México. Imponente a primera vista y cautivadora cuando te adentras en ella. Entre todas las obras de arte que resguarda, hay una de inigualable belleza que desde siempre se le ha considerado como uno de los atractivos más grandes e impresionantes del barroco. Se trata del Altar de los Reyes.
El majestuoso Altar de los Reyes se ubica detrás del Altar Mayor. Su construcción fue un proyecto que comenzó con el obispo Juan de Palafox y Mendoza en 1646. La capilla en la que está se proyectó por el español Juan Martínez Montañés. Mientras que el retablo principal de estilo barroco salomónico fue obra de Lucas Méndez.
De la dirección de tal obra se encargó Pedro García Ferrer, arquitecto y pintor que se inspiró en un boceo de Sebastián de Arteaga. Finalmente, el altar se consagró el 18 de abril de 1649.
Cabe destacar que se construyó de una manera muy especial, pues en lugar de usar madera, se utilizó mármol de alabastro verde al que llaman jaspe.
El nombre del Altar de los Reyes se debe a que en sus nichos laterales hay imágenes de reyes y reinas canonizados. Entre ellos está Santa Elena, Santa Margarita y Santa Isabel. Así como San Eduardo, San Fernando y San Luis.
Asimismo, se compone de un retablo principal, dos laterales, el sagrario y se corona por una cúpula que pintó Cristóbal de Villalpando en 1688.
Al centro se puede contemplar la pintura principal de la virgen de la Inmaculada Concepción. Se representa su asunción al cielo, rodeada de ángeles. Además, este cuadro es uno de los más grandes de México.
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