Algunos lo llaman el Schindler mexicano, y es que como su homónimo original este mexicano, nacido en Puebla, participó en la Segunda Guerra Mundial indirectamente: salvando miles de vidas de las garras del nazismo. Su nombre es Gilberto Bosques Saldívar y esta es su historia de valentía, solidaridad y humanismo.
Un diplomático de orgullo poblano
Gilberto Bosques Saldívar nació en la ciudad de Chiautla de Tapia, al suroeste del estado de Puebla, un 20 de julio de 1892. Desde temprana edad, se unió a la Revolución Mexicana con el fin de defender los ideales de libertad y democracia que profesaba. Luego de esto, estudió para ser profesor y posteriormente se convirtió en diputado en dos ocasiones.
Tras una eficiente y fructífera carrera, el presidente Lázaro Cárdenas lo nombró cónsul en París, esto después de que la Guerra Civil española concluyera. Tras su llegada, Bosques comenzó protegiendo a los mexicanos radicados en Francia ante uno de los fenómenos más grandes en la historia de la humanidad: la Segunda Guerra Mundial.
Luego de que los nazis tomaron la ciudad de París, el cónsul poblano huyó de la capital y estableció un nuevo consulado en la ciudad de Marsella. Fue desde este sitio donde logró alquilar, junto a otros diplomáticos, dos castillos a los alrededores de la ciudad para alojar a más de mil hombres y mujeres para evitar que fueran capturados por los nazis.
De esta manera, y durante los siguientes tres años, Gilberto Bosques logró firmar alrededor de 40 mil visas para que las personas perseguidas escaparan del nazismo y pudieran refugiarse en México. Para esto, consiguió diversos buques que llevaran a la gente hasta el otro lado del océano Atlántico.
Tiempo de zozobra
Luego de esta honorable hazaña, Gilberto Bosques y su familia, además de otros diplomáticos, fueron atrapados y encarcelados por los nazis. Fue hasta 1943 que los diplomáticos fueron intercambiados en Lisboa, Portugal por un grupo de prisioneros alemanes atrapados en Veracruz.
Unos años después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, Gilberto Bosques continuó su carrera diplomática en el extranjero como embajador ante Cuba, Suecia y Portugal. Tras 102 años de vida, el 4 de julio de 1995, el poblano murió dejando detrás un legado de historicidad, reconocimiento y admiración.
Foto de portada: langostaliteraria.com
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