En el pueblo mágico de Cuetzalan, en la sierra norte de Puebla, existe un santuario guadalupano único en México. Popularmente se le conoce como la Iglesia de los Jarritos debido una bella particularidad en su arquitectura: su torre está decorada con jarritos de barro, encadenados como si se tratara de un Rosario.
La Iglesia de los Jarritos data de finales del siglo XIX. Se construyó inspirada en el Santuario de la Virgen de Lourdes en Louvre, Francia, por ello son evidentes diversos detalles de la arquitectura neogótica. De hecho, ambas iglesias se construyeron por el arquitecto Violet Le Duc.
Un cementerio le sirve de atrio, por ello hay que atravesar cruces y tumbas para llegar a la entrada de este templo lleno de nostalgia. Estos diversos estilos de ornamentación hacen aún más increíble la construcción. Dentro de la iglesia se puede ver una pintura de la Virgen de Guadalupe al centro, obra del artista Jesús Mora.
La finalización de la construcción de la Iglesia de los Jarritos data del año 1895. Sin duda. Lo primero que atrapa la vista de sus visitantes es el camposanto que forma parte de su atrio. Se trata del cementerio más antiguo de Cuetzalan y las tumbas se encuentran estratégicamente orientadas hacia el frente de la iglesia.
Al atravesar las tumbas comienza otro cúmulo de emociones con la imagen de la alta torre esbelta del campanario, la cual está adornada con jarros de barro. Esta decoración se explica porque Cuetzalan hace muchos años fue un lugar con alta producción de ollas y cazuelas de barro.
El púlpito en su interior se talló en madera por manos de ebanistas cuetzaltecos. Cada detalle está lleno de una mezcla entre México y Francia. En Cuetzalan hay tantos paisajes que admirar y quizá uno de los más misteriosos sea este.
Foto principal propiedad de Jesús
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