En el panteón de La Piedad hay una tumba pintada de color azul brillante a la que nunca le faltan flores, juguetes y cartas. Aquí, descansan los restos del pequeño Eufrates, un niño milagroso al que los poblanos le tienen mucha fe. A continuación, te contamos su historia, la del niño milagroso del panteón de La Piedad.
Eufrates nació un 12 de diciembre, pero de 1940. Vivió apenas 432 días, pues murió el 17 de febrero de 1942 después de cumplir una petición de su mamá.
La historia relata que el niño milagroso del panteón de La Piedad curaba a las personas desde sus primeros meses de vida. Cuando tenía año y medio aproximadamente, atropellaron a su hermano cuando paseaba en bicicleta. Ante este acontecimiento, la mamá pidió al niño que sane a su hermano, entonces el bebé dio su alma por la del niño que se accidentó y así fue como murió.
Se cuenta que la madre lloraba todos los días sobre la tumba del bebé, y que éste sacaba su manita para acariciarla. Un día, después de recibir el consejo de una bruja, la madre le pegó con una vara de castilla en la mano cuando la acariciaba. Entonces el pequeño no volvió a sacar su manita, subió al cielo y por fin pudo descansar en paz.
Desde entonces, al pequeño se le conoce como el niño milagroso del panteón de La Piedad. A través de los años la gente lo visita y lleva sus peticiones. Son varias las historias que envuelven a este niño. Una de ellas narra que una mujer, después de sepultar a sus familiares, pasó junto a la tumba de Eufrates y le pidió que salvara a otros miembros de su familia que estaban graves en el hospital. Horas más tarde, recibió la noticia de que estaban fuera de peligro.
La tumba del niño milagroso se encuentra en la zona principal de este panteón. Nunca le faltan flores frescas y juguetes. En ocasiones, también se encuentran cartas con los pedimentos o también con palabras de agradecimiento por sus milagros.
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