Quizá lo has visto más de una ocasión al entrar al Templo de San Francisco. Puede que quizá haya pasado inadvertido ante tus ojos y, sin embargo, Fray Sebastián de Aparicio es parte medular de la historia poblana.
Su nombre está fuertemente ligado con la igledia católic. De hecho, es considerado un beato, título previo a ser considerado u nsanto por la fe romana. Pero a todo esto, ¿sabes quién fue y por qué sus restos permanecen a la vista de todos en una de las iglesias más importantes de Puebla?
Nosotros te contamos los detalles.
Una breve biografía de Fray Sebastián de Aparicio
Nacido en La Gudiña, hoy parte de la comunidad autónoma de Galicia, en España, Fray Sebastián de Aparicio nació el 20 de enero de 1502. Arribó a la entonces Nueva España en 1533, a través del Puerto de Veracruz. Llegaba al nuevo mundo como parte de la encomienda real.
Se le considera el primer charro mexicano, debido a que fue encargado de domar el ganado cimarrón. Este era abundante en tiempos del virreinato, motivo por el que fue una de sus más grandes tareas.
En cuanto a su vida personal, en la vida de Fray Sebastián de Aparicio, existieron dos matrimonios. En ambos casos, terminaron debido a que sus esposas fallecieron. Popularmente, se corría el rumor de que Fray Sebastián de Aparicio se sintió tan culpable al respecto que decidió buscar refugio en la fe católica. Es así que se introduce en el estudio y finalmente se ordena como sacerdote de la orden de los franciscanos.
Como franciscano, fue nombrado limosnero, lo que le llevó a recorrer diferentes puntos entre Puebla y Tlaxcala, motivo por el que es considerado patrono de los transportes terrestres, a pesar de aún no ser santo.
Nombramiento como beato
En 1603, Felipe III pide al obispo de Tlaxcala que inicie los papeles necesario para beatificar a Fray Sebastián de Aparicio. Sin embargo, fue hasta 1768 cuando inician los trámites correspondientes ante el Vaticano y se logra que Pío VI lo nombre como tal en 1789.
En su expediente, se le atribuyen casi un millar de milagros, sin embargo, no ha sido suficiente para lograr el último paso: la canonización.
Puebla, su actual morada
Aunque sus reliquias fueron transportadas por diversos lugares, debido a la atribución de milagros. Finalmente se escogió a la ciudad de Puebla como su última morada. Es en el templo de San Francisco, ubicado sobre el Bulevar 5 de Mayo, donde yacen sus restos y son exhibidos al público. Tanto en La Gudiña, su pueblo natal, como en Puebla, muchos fieles oran y piden a su figura milagros aún hoy, a pesar de haber pasado ya casi cuatro siglos de su existencia.
Foto de portada: propiedad de Ted McGrath