Miguel Bravo fue un militar insurgente que combatió la Guerra de Independencia, aunque para muchos permanece en el olvido. De hecho, muy pocos saben que el icónico Paseo Bravo, en el Centro Histórico de Puebla, está dedicado a este mexicano ejemplar.
Los hermanos de Miguel Bravo fueron Leonardo, Víctor, Máximo y Casimiro. Su sobrino fue quizá el más famoso de todos los Bravo. Su nombre era Nicolás, quién asumiría el cargo de presidente de México en tres ocasiones tras la derrota realista y del gobierno colonial en la entonces Nueva España.
Miguel Bravo se enlistó en el ejército insurgente en 1811, en Tixtla y Chilapa bajo las órdenes de José María Morelos. Durante el Sitio de Cuautla, acompañó a Mariano Matamoros en busca de víveres. Entre sus acciones destaca la victoria sobre los realistas comandados por Francisco Rionda.
También participó en la Toma de Oaxaca. Siempre fue fiel a las decisiones de José María Morelos, incluso llegó a desobedecer las órdenes de otros generales, como Ignacio López Rayón. Después de varias batallas, Miguel Bravo fue capturado en Chila de la Sal, Puebla, por el comandante realista Félix Lamadrid. Los trasladaron a la capital del estado, donde un consejo de guerra lo fusiló y decapitó. Su cabeza se exhibió en una jaula de hierro como trofeo de guerra el 15 de abril de 1814 en la entonces Plaza del Parral, hoy conocida como Paseo Bravo.
Paseo Bravo, un homenaje a Miguel Bravo
El Paseo Bravo es un homenaje a este insurgente conocido por pocos. En 1819, el gobernador e intendente Ciriaco del Llano y Garay propuso la creación de un paseo público en la ciudad de Puebla. El sitio que se eligió fue la entonces conocida como Plaza del Parral. El trabajo estuvo a cargo del artista Bernardo Olivares Iriarte.
Se decidió crear este nuevo espacio público en el mismo lugar donde años atrás los realistas fusilaron a Miguel Bravo. En 1823, el Soberano Congreso Mexicano emitió un decreto mediante el cual Miguel Bravo recibió el honor de “Benemérito de la Patria en Grado Heroico”. Entonces se estableció que el terreno donde fue sacrificado el insurgente tenía que ser adornado con árboles y debía levantarse un monumento como homenaje.
Al principio, Ciriaco del Llano se negó a cumplir la orden. Sin embargo, el general José Miguel Calderón, el primer gobernador de Puebla en la etapa federalista, acató el decreto. Colocó un busto de bronce de Miguel Bravo en 1827, el cual se sustituyó por uno nuevo en 1830 debido a robo de la primera pieza. Se sustituyó por un busto igual al anterior para que “don Nicolás Bravo” lo viera en su paso por la ciudad.
En 1862, cuando se contaron los árboles del paseo como preparativo para la batalla del 5 de mayo, se retiró la figura de bronce del héroe de independencia.
Foto principal propiedad de Luis López
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