En plena Reserva de la Biosfera de Tehuacán-Cuicatlán se encuentra Zapotitlán Salinas. Este poblado de magia semidesértica devela la sabiduría milenaria con la que sus pobladores trabajan la sal. Es su oro blanco y su producción artesanal tiene lugar desde hace más de dos mil años.
Zapotitlán Salinas tiene una tradición milenaria que hoy luce diferente. Hoy, son apenas alrededor de 70 productores que se dedican a la extracción de sal de forma tradicional. La mayoría de edad avanzada, pues los jóvenes muchas veces eligen abandonar su hogar en busca de oportunidades lejos de casa. Otro factor es la pérdida de interés porque la habilidad y mano de obra no se recompensan de manera justa.
La extracción de sal en Zapotitlán Salinas es posible gracias a que su terreno semidesértico solía ser brazo de mar hace más de 60 millones de años. Los antiguos pozos se llenan durante la época de lluvias. En los meses más calurosos, de marzo a mayo, el agua de estos pozos se coloca en pequeñas parcelas y deja al sol, hasta cristalizarse en lo que conocemos como sal.
Para apoyar la producción y fomentar el turismo se realizan recorridos en el lugar. En algunos sitios, como Las Salinas Grandes, aún se produce sal con métodos prehispánicos.
La sal de Zapotitlán Salinas es baja en sodio y rica en calcio. Se obtiene de los minerales que quedaron sepultados en la zona desde hace millones de años, y que ahora llega a las salinas gracias al agua que se filtra por las lluvias. Por el sol se cristaliza después de la evaporación del agua, luego la sal se pone en una canasta para filtrar toda el agua y, finalmente, está lista para llegar a la mesa.
Foto principal propiedad de Alejandro Gaona
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