El pueblo mágico de Pahuatlán, Puebla, es un lugar de fruta, pahuas y cafetales. Con niebla y bosques de montaña. Pero también es una tierra de papel. Gracias a una población de casi 300 maestros artesanos, este rincón de la sierra norte posee la Denominación de Origen del papel amate, el cual se elabora desde las culturas mesoamericanas.
La comunidad del Papel Amate
San Pablito es la comunidad considerada cuna del papel amate. Se encuentra a 20 minutos de la cabecera municipal de Pahuatlán. Aquí, los talleres de esta bella artesanía abren sus puertas orgullosos a todos los visitantes. Cientos acuden deseosos de conocer las técnicas ancestrales para dar vida a este arte. Desde la obtención de las cortezas, el proceso para aplastarlas, cocerlas con cal y teñirlas de colores.
De este proceso de obtiene desde una simple hoja hasta lámparas, biombos o tapetes. Todos hechos con papel. También se elaboran libretas y cuadros que representan a deidades.
Aunque el papel se convirtió en una artesanía de exportación, hay quienes todavía lo elaboran con fines ceremoniales. Como antes de la llegada de los españoles, el papel amate sirve a los brujos de Pahuatlán de ofrenda en sus rituales. En su superficie pueden representarse a espíritus buenos malos.
Cómo se obtiene el papel amate
El papel amate se obtiene de la corteza del jonote. Las tiras se ponen a hervir con cal y ceniza, luego se dejan reposar. La pasta que se forma se debe extender y golpear con una piedra plana hasta plancharla y dejarla toda lisa. Cuando se seca por completo al sol, está lista para su decoración. Las figuras que se colocan en cada lámina están entonces limitadas solo por la imaginación del artesano.
La elaboración del papel es un oficio que se aprende por los habitantes de San Pablito desde los 10 años de edad. Cabe destacar que la mayoría de los habitantes de esta localidad son de la etnia hñahñu, mejor conocida como otomí. Más que una artesanía, para los habitantes de San Pablito y de Pahuatlán, el papel amate es una forma de vida.