Si hablamos de postres y golosinas que por nada del mundo te puedes perder tenemos que nombrar al afamado muégano de Tehuacán. Su sola mención hace agua la boca, pues su peculiar sabor es algo único e inolvidable.
La historia de los muéganos comenzó en 1905 en San Martín Texmelucan, gracias a la repostera Flora Álvarez quien mezcló harina, huevos, leche, mantequilla, anís, miel, piloncillo y algunos otros para dar vida a este dulce. Poco después el postre llegó a Tehuacán.
El muégano de Tehuacán comenzó a elaborarse desde 1938 con don Pioquinto Bustamante. El sabor de estos dulces rápidamente alcanzó gran popularidad entre los locales y también fuera de las fronteras nacionales. Actualmente, los muéganos se venden también en Estados Unidos y algunos países de Europa.
Pioquinto Bustamante fue hijo de Flora Álvarez, la autora de la receta de los muéganos. Por eso se cree que este postre es originario de Tehuacán. Bustamante primero comenzó a vender los dulces como ambulante, en fiestas patronales y ferias. Más tarde decidió instalarse en Tehuacán y comenzar la dulce historia de producción de muéganos en gran cantidad.
La receta tradicional de los muéganos de Tehuacán se mantiene desde hace más de ocho décadas. Como primer paso se amasa la harina con sus diferentes componentes. Después se lleva a la mesa y se divide en trocitos para formar lienzos.
Estos lienzos se colocan luego en una cuadricula con pequeños bloques de cuadros y esta lámina se mete al horno. Al término de la cocción, se sacan los lienzos del horno y se bañan con miel y piloncillo. Después se cubre con una oblea rectangular y así tenemos los muéganos tradicionales. Pero también hay especiales de chocolate, linaza o amaranto.
Foto propiedad de Tehuacán Valley
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